El manejo adecuado del agua es esencial para evitar problemas de acumulación y filtraciones en el suelo. Aquí es donde entra en juego el pozo de absorción, una solución eficaz y sostenible para el drenaje de aguas pluviales y residuales. Si te preguntas cómo funciona, cuándo es necesario y qué mantenimiento requiere, sigue leyendo porque vamos a despejar todas tus dudas.
Tabla de contenidos
¿Qué es un pozo de absorción y para qué sirve?
Un pozo de absorción es una estructura diseñada para infiltrar el agua en el subsuelo de manera controlada. Se utiliza para evacuar tanto aguas pluviales como residuales cuando no es posible conectarlas a una red de alcantarillado. Su función principal es evitar encharcamientos, erosión del suelo y sobrecargas en los sistemas de drenaje convencionales.
En muchas zonas, especialmente en terrenos con poca capacidad de filtración, se complementa con un pozo de infiltración o una fosa de absorción, que ayudan a mejorar la distribución del agua en el suelo.
¿Cómo funciona un pozo de absorción?
El funcionamiento de un pozo de absorción es bastante sencillo, pero clave para garantizar un drenaje eficiente. Su estructura está diseñada para recoger, filtrar e infiltrar el agua en el subsuelo de manera controlada, evitando encharcamientos y problemas de acumulación.
Para entender cómo opera, hay que conocer cada una de sus fases: desde la captación del agua hasta su dispersión en el terreno. Veamos cada etapa con más detalle.
Captación del agua
El primer paso en el funcionamiento de un pozo de absorción es la captación del agua, que puede provenir de distintas fuentes. En el caso de las aguas pluviales, el agua suele recogerse de tejados, patios o terrenos y dirigirse hacia el pozo a través de canalizaciones.
Cuando el pozo se utiliza para aguas residuales, se conecta con una fosa séptica o un sistema de filtración previo que depura parcialmente los residuos antes de la infiltración. De esta manera, se evita que materiales sólidos o sustancias contaminantes obstruyan el sistema.
Filtración y retención de sedimentos
Una vez que el agua entra en el pozo de absorción, pasa por un proceso de filtrado natural. Para ello, el interior del pozo se rellena con materiales como grava, piedra o arena gruesa, que permiten que el agua se distribuya de manera uniforme sin que el sistema se sature.
Además, este filtrado ayuda a retener partículas en suspensión, evitando que lleguen al suelo y lo impermeabilicen con el tiempo. En algunos casos, se instalan cámaras de retención que ralentizan el flujo del agua, mejorando la capacidad de infiltración.
Infiltración en el terreno
Después de pasar por el material filtrante, el agua se infiltra en el suelo de manera progresiva. Este proceso depende en gran medida del tipo de terreno en el que se encuentra el pozo. Los suelos arenosos o de grava permiten una absorción rápida, mientras que los terrenos arcillosos pueden dificultar el drenaje.
Por eso, antes de construir un pozo de absorción, se recomienda hacer un estudio del suelo para asegurarse de que tiene la capacidad de absorción necesaria. En algunos casos, se combinan con sistemas de infiltración adicionales para mejorar la dispersión del agua.
Prevención de acumulaciones y desbordamientos
Para evitar que el pozo de absorción se sature, es importante diseñarlo con la capacidad adecuada según el caudal de agua que va a recibir. Un mal dimensionamiento puede provocar que el agua se acumule en la superficie, generando problemas de drenaje y filtraciones en el entorno.
Por esta razón, algunos pozos de absorción incorporan tubos perforados o zanjas de drenaje que ayudan a distribuir mejor el agua en el terreno. De este modo, se garantiza que el sistema funcione de forma eficiente sin generar encharcamientos.
Mantenimiento para un funcionamiento óptimo
A lo largo del tiempo, es normal que el pozo de absorción acumule sedimentos y residuos que reduzcan su capacidad de filtración. Para evitarlo, es recomendable realizar inspecciones periódicas y retirar cualquier material que pueda obstruir el flujo del agua.
Si el pozo empieza a desbordarse o el agua tarda más en infiltrarse, puede ser señal de que necesita una limpieza o una renovación del material filtrante. Un buen mantenimiento prolongará su vida útil y garantizará que siga funcionando correctamente durante muchos años.

Tipos de pozos de absorción
Dependiendo del uso y del tipo de agua que gestionan, los pozos de absorción pueden variar en su diseño y función. No todos sirven para lo mismo, ya que algunos están pensados para filtrar aguas pluviales, mientras que otros se encargan de tratar aguas residuales.
Elegir el pozo adecuado depende del terreno, el caudal de agua y la finalidad del sistema de drenaje. A continuación, te explicamos los principales tipos de pozos de absorción y sus características.
Pozo de absorción de aguas pluviales
Este tipo de pozo se utiliza para canalizar y filtrar el agua de lluvia, evitando acumulaciones en la superficie. Es ideal para zonas donde las precipitaciones son frecuentes y el suelo no tiene una buena capacidad de drenaje.
Suelen instalarse en jardines, patios y terrenos con riesgo de encharcamiento. Al permitir que el agua se infiltre de forma progresiva, ayudan a reducir la erosión del suelo y a prevenir problemas estructurales en edificaciones cercanas.
Pozo de absorción para aguas residuales
Cuando no es posible conectar una vivienda o instalación a la red de alcantarillado, se puede recurrir a un pozo de absorción para aguas residuales. Este sistema recibe y filtra el agua proveniente de fosas sépticas, dispersándola en el suelo de manera segura.
Para evitar la contaminación del terreno, es fundamental que el pozo tenga un diseño adecuado y que se ubique en un suelo con buena capacidad de infiltración. Asimismo, requiere un mantenimiento más frecuente que los pozos de aguas pluviales.
Pozo de drenaje con fosa de infiltración
En algunos casos, un pozo de drenaje subterráneo no es suficiente para gestionar el agua de forma eficiente. Por eso, se combina con una fosa de infiltración, que permite distribuir mejor el agua en el suelo y evita la saturación del pozo principal.
Este sistema es útil en terrenos con poca capacidad de filtración natural o cuando se necesita un drenaje más efectivo para grandes volúmenes de agua. Su diseño permite una absorción progresiva y evita el colapso del pozo.
Pozo filtrante para terrenos con baja permeabilidad
En suelos arcillosos o poco permeables, el agua puede tardar más en infiltrarse. En estos casos, se instala un pozo filtrante con materiales especiales que facilitan la absorción y evitan que el sistema se sature rápidamente.
Este tipo de pozo puede incluir capas de arena, grava y geotextiles que ayudan a distribuir el agua de manera uniforme. También, se pueden combinar con sistemas de tuberías perforadas para mejorar el drenaje.
Pozo de retención para control del caudal
Cuando se necesita regular el flujo de agua que se infiltra en el suelo, se utiliza un pozo de retención. Este sistema permite almacenar temporalmente el agua y liberarla de forma progresiva, evitando desbordamientos en épocas de lluvia intensa.
Es una solución común en zonas urbanas donde el alcantarillado no tiene suficiente capacidad para absorber grandes volúmenes de agua de golpe. También se usa en terrenos con riesgo de erosión o hundimientos.
¿Cuándo es necesario instalar un pozo de absorción?
Si tienes problemas de acumulación de agua en tu propiedad o vives en una zona sin alcantarillado, un pozo de absorción puede ser la solución perfecta. También es recomendable en casos como los siguientes:
- Terrenos con poca capacidad de filtración natural.
- Viviendas rurales sin conexión a la red de aguas residuales.
- Construcciones con riesgo de encharcamiento tras lluvias intensas.
- Necesidad de reducir la erosión del suelo causada por el exceso de agua.
Antes de instalarlo, es fundamental hacer un estudio del suelo para determinar su capacidad de absorción y definir el tamaño adecuado del pozo filtrante.
¿Cómo se construye un pozo de absorción?
Para que el pozo de drenaje sea efectivo, hay que seguir ciertos pasos en su construcción. Aquí te los mostramos:
- Excavación. Se abre un hueco con la profundidad necesaria según el tipo de suelo y la cantidad de agua a filtrar.
- Colocación del material filtrante. Se rellena con grava y piedra para facilitar la infiltración del agua.
- Instalación de tuberías. En algunos casos, se usan tubos perforados para distribuir mejor el agua.
- Cierre del sistema. Se cubre con una capa de tierra permeable para integrar el pozo en el entorno.
Un buen diseño y mantenimiento evitarán obstrucciones y prolongarán la vida útil del sistema.
¿Cada cuánto tiempo hay que limpiar un pozo de absorción?
El mantenimiento depende del uso y del tipo de agua que filtra. Si es un pozo de absorción de aguas pluviales, conviene revisarlo una vez al año. Si trata aguas residuales, la limpieza debe ser más frecuente para evitar acumulaciones de residuos.
¿Puede un pozo de absorción provocar filtraciones en edificios cercanos?
Si se construye correctamente y se coloca a una distancia adecuada de las estructuras, no debería haber problemas. Un mal diseño o una saturación del sistema sí pueden generar filtraciones en sótanos o cimientos.
¿Cuánto tiempo dura un pozo de absorción?
Con un mantenimiento adecuado, un pozo filtrante puede durar décadas. Sin embargo, con el tiempo, los materiales filtrantes pueden compactarse o llenarse de sedimentos, reduciendo su capacidad de absorción.
¿Se puede instalar un pozo de absorción en cualquier tipo de suelo?
No en todos. Si el suelo es muy arcilloso o impermeable, la infiltración será difícil y el pozo podría saturarse rápidamente. En esos casos, hay que buscar soluciones complementarias como zanjas de drenaje o sistemas de retención de agua.
Como has visto, un pozo de absorción es una excelente solución para el drenaje sostenible de aguas pluviales y residuales. Su instalación es sencilla, pero requiere planificación y mantenimiento para garantizar su eficacia a largo plazo.
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